Los más jóvenes, tanto los niños como los adolescentes, tienen como cualidad común la necesidad de desarrollar su independencia y autonomía, realizando por sí mismos tareas aptas para cada edad. Una de ellas, a mi modo de ver, es la que tiene que ver con la cocina y la alimentación.
Aprender qué alimentos son beneficiosos para su salud, cuáles son perjudiciales y qué efectos tienen en su cuerpo son las bases en las que ellos podrán cocinar en un futuro de manera sana. Los chavales, en casa, necesitan tener la oportunidad de cocinar por sí mismos y ser protagonistas de su alimentación. Indagar en cómo se preparan los alimentos y participar en su elaboración, potencian su curiosidad e interés por el mundo. El juego, la creatividad y la diversión en el proceso de cocinar les ayuda a desarrollar su confianza y su autoestima.
Con pocos años pueden pelar, cortar y preparar cualquier fruta, verdura, fruto seco, semilla.... desde los 7 u 8 años pueden cocinar alimentos en frío (ensaladas, salsas, platos fríos) y, en la adolescencia, pueden aprender a utilizar los fuegos, el horno y las sartenes.
En los talleres para niños y adolescentes ofrezco experiencias enriquecedoras que ayudarán a los padres a continuar con la fascinante tarea de educar a sus hijos en hábitos culinarios saludables.
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